jueves, 23 de junio de 2011

Jung. El hombre que vió a los dioses llegar desde Bollingen


REFLEXIONES TRAS LA LECTURA DE UNAS LÍNEAS DE

INTRODUCCIÓN A LA ESENCIA DE LA MITOLOGÍA

DE C. G. JUNG Y K. KERÉNYI

Carl Gustav Jung


¿Qué fue la mitología? ¿Qué función cumplió, y cumple en la sociedad de hoy, si existe? Es indudable que en la actualidad no podemos librarnos del poder de la ciencia, de la búsqueda de la “verdad” al afrontar o experimentar lo mítico, porque no llegamos a él límpiamente, sino precavidos, incrédulos, cínicos y estoicos a la vez. Por ello, el mito no nos afecta de igual manera, que en tiempos pretéritos. ¿O no?

Portada española del libro

El mito no se puede desligar de la definición del mundo que utiliza la sociedad o cultura que lo posee. Una comunidad indígena del Amazonas nunca repararía en crear una divinidad de Internet, pero puede que la sociedad actual la acabe por crear. Dependiendo entonces del estadio cultural, entorno y necesidades de una sociedad, sus mitos expresarán un tipo de conceptos e ideas acordes con estos. En las sociedades de cazadores recolectores, proliferan dioses animales, astrales, ritos de fecundidad, etc. Con el tiempo, estos mitos se adapatan a las necesidades y contextos nuevos, sino perderían vigencia, y de todas formas ya se trata el individuo de adecuarlos debidamente.

El mito se nutre de una amalgama de realidades, necesidades y anhelos del individuo. En sus héroes y divinidades siempre verá poderes y actitudes que a él se le niegan: fuerza, valor, belleza, eternidad, volar... que le ayuden en su situación o, incoscientemente al menos, le ayuden a creer que podría existir o existe un mundo mejor, una divinidad que haga justo el mundo en el que vive, que le dote de unas reglas por las que deba regirse para así triunfar, un modelo o arquetipo. Ese ente configura y define el mundo, o cómo lo percibe el individuo. Teniendo la posibilidad de recurrir a él en caso de necesidad. De esta forma, elude la responsabilidad de ser el único responsable de sus actos; de tener cada individuo que definir al nacer su mundo y no entenderse con el prójimo; de saber que no existen reglas sociales, morales o religiosas que favorezcan y castiguen; que está sólo, en la gélida soledad; y de que todo es resultado del azar, como medida de su ignorancia. Porque nunca será capaz de conocer todos los condicionantes de un hecho; de saber que estos son fríos, sin conciencia y ni moral, y que afectan y afectarán por igual a todos.


En Bollingen frente al lago


De esta forma, el ser humano ha tomado de su entorno los elementos para construir su mitología. Estos varían, mutan unos, aparecen otros, y algunos desaparecen. Comenzando con un esquema básico: vida, muerte, familia, reproducción, alimentación... se ha construido un entramado de significados y sentidos casi infinito, que varia según la sociedad, el entorno y la cronología. Las similitudes entre culturas y cronologías son comunes. La teoría del inconsciente colectivo de Jung afirma que todos estos datos se encuentran entre los conocimientos inconscientes del individuo, afloran de él sin que pueda dominarlos. En mi modesta opinión, podríamos precisar esta afirmación. Es evidente que los problemas básicos del individuo, en todos los lugares y épocas son los mismos, lo que les diferencia es como los afrontan. Pero los utensilios con los que cuentan mentalmente son los mismos. No haciendo en esta afirmación referencia a útiles materiales como madera, hierro, etc... estas serían las variantes del hábitat.

Entonces, tener como esquema básico de organización a la familia; destacar la femineidad, positiva o negativamente, y asociarla a la reproducción; divinidades infantiles con rasgos propios de su carácter; culto astral... y tantas otras; es propio de todas las culturas. Obvio. El mito, como el conocimiento cultural, es un fenómeno evolutivo. Desechando unos aspectos, adaptando otros y creando nuevos. De tal suerte que cuanto más nos retrotraigamos hacia un punto inicial de cultura que sólo posee los elementos básicos, mas similitudes encontraremos. De todas formas, las elementales siempre estarán presentes, porque ningún individuo se encuentra ajeno al mundo en el que vive. El esquema se ha invertido con la sociedad de la comunicación, donde los datos son comunes a una inmensidad de individuos, y los rasgos individualizantes de las culturas se van anulando en favor de una cultura común.

El pensamiento racional y científico no ha anulado el mítico, sino que ha hecho que este mute en formas inteligibles para la sociedad del momento. El mito sigue rellenando el hueco dejado por el conocimiento racional, que aunque rellenemos incansablemente siempre seguirá existiendo. Si partimos del presupuesto de que el mito debe de estar presente en la vida de las personas, ¿existen mitos hoy día? La literatura ha dado muestras claras de pensamiento mito-poético creando sagas como “El Señor de los Anillos” o “Narnia” ubicadas en un no tiempo mítico con rasgos arcaicos. En ellas Tolkien y Lewis se apropian de mitos clásicos y semíticos, modificando los nombres, para narrar sus novelas. Los utilizan conscientemente, como personas cultas que eran, a sabiendas de su origen. Es verdad que la mayoría de sus lectores y seguidores desconocen este origen, pero entiendo que estos textos son recreaciones manuales y conscientes de un solo individuo, sin afectar a las creencias y sociedad actuales, por los que a mi juicio no son ilustrativas en lo que nos ocupa.

Más importante es la saga de la “Guerra de las Galaxias”. No por su calidad literaria, ni por su originalidad argumental, basada en la eterna lucha entre el bien y el mal. Sino que en ella aparece patente uno de los mitos que ha dado la nueva ciencia: el espacio. Podríamos considerar como nuevos relatos mitológicos los OVNI´s. La gente cree en ellos, influenciados por los descubrimientos científicos y las exploraciones espaciales que os hacen aparentemente posibles.


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